TERAPIA VIBRACIONAL CON CUENCOS TIBETANOS Y CUENCOS DE CUARZO
Tal como ya los antiguos parecían saber, todo en el universo está en un estado de vibración. La resonancia es la frecuencia en la que un objeto vibra más naturalmente. Tal como describe Jonathan Goldman en su libro Sonidos que sanan, “por medio de la resonancia es posible que las vibraciones de un cuerpo alcancen a otro y lo pongan en movimiento. Esto puede observarse fácilmente, por ejemplo, cuando un cantante rompe una copa con su voz. Lo que ocurre es que la voz del cantante puede igualar la frecuencia de resonancia del cristal, provocando así su vibración.”
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es que “el sonido es una onda portadora de conciencia”. Dependiendo de dónde esté situada la conciencia del individuo cuando crea un sonido, éste llevará información de ese estado a la persona que lo reciba. De donde se desprende una ecuación básica para la aplicación terapéutica del sonido:
“FRECUENCIA (Sonido) + INTENCIÓN = SANACIÓN”
Cada célula y cada órgano del cuerpo está continuamente vibrando a una determinada frecuencia. Cuando un órgano está sano su frecuencia vibratoria está en armonía con el resto del cuerpo. Cuando esta frecuencia se altera, se rompe esta armonía y aparece lo que conocemos como enfermedad. Por el principio de resonancia es posible modificar estas frecuencias alteradas a través de la transmisión de otras frecuencias. Esto es lo que convierte al sonido en un proceso terapéutico capaz de abrir la puerta al equilibrio físico, emocional, mental y espiritual.
Se sabe, además, que el sonido afecta a los distintos ritmos del cuerpo: craneosacral, cardíaco y respiratorio. Este principio físico consiste en que el ritmo vibratorio de un objeto se adapte al ritmo vibratorio de otro. En la vida cotidiana lo podemos observar, por ejemplo, al juntar dos relojes de pared cuyos péndulos no oscilan a la par y por sí solos acaban por sincronizar su movimiento.
Fabien Maman, músico y bioenergético francés, con la ayuda de la bióloga Helene Grimaud descubrió que las células de la sangre sometidas a determinadas frecuencias sonoras alteraban su color y su forma según la frecuencia (nota) empleada. Aplicando determinadas frecuencias, diferentes para cada individuo, sobre células cancerígenas éstas tendían a desintegrarse. En su libro The Role of Music in the twenty-first century, Maman incluye fotografías fascinantes que ilustran gráficamente las reacciones de las células. El propio Maman dice: “Este hallazgo pone de manifiesto que la vibración del sonido desempeña un papel determinante en la transformación de la estructura celular, ya que actúa directamente en el ámbito más sutil del organismo humano.”
La terapia vibracional con cuencos de Cuarzo y cuencos Tibetanos se hace sobre el cuerpo de la persona, trabajando sobre los chakras y algúnos nadis (canales energéticos por donde circula el prana=energía vital). La terapia Vibracional es una sesión de una hora aprox.se hace en camilla, si es necesario se hacen varias sesiónes para hacer un proceso completo de sanación y consciencia.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es que “el sonido es una onda portadora de conciencia”. Dependiendo de dónde esté situada la conciencia del individuo cuando crea un sonido, éste llevará información de ese estado a la persona que lo reciba. De donde se desprende una ecuación básica para la aplicación terapéutica del sonido:
“FRECUENCIA (Sonido) + INTENCIÓN = SANACIÓN”
Cada célula y cada órgano del cuerpo está continuamente vibrando a una determinada frecuencia. Cuando un órgano está sano su frecuencia vibratoria está en armonía con el resto del cuerpo. Cuando esta frecuencia se altera, se rompe esta armonía y aparece lo que conocemos como enfermedad. Por el principio de resonancia es posible modificar estas frecuencias alteradas a través de la transmisión de otras frecuencias. Esto es lo que convierte al sonido en un proceso terapéutico capaz de abrir la puerta al equilibrio físico, emocional, mental y espiritual.
Se sabe, además, que el sonido afecta a los distintos ritmos del cuerpo: craneosacral, cardíaco y respiratorio. Este principio físico consiste en que el ritmo vibratorio de un objeto se adapte al ritmo vibratorio de otro. En la vida cotidiana lo podemos observar, por ejemplo, al juntar dos relojes de pared cuyos péndulos no oscilan a la par y por sí solos acaban por sincronizar su movimiento.
Fabien Maman, músico y bioenergético francés, con la ayuda de la bióloga Helene Grimaud descubrió que las células de la sangre sometidas a determinadas frecuencias sonoras alteraban su color y su forma según la frecuencia (nota) empleada. Aplicando determinadas frecuencias, diferentes para cada individuo, sobre células cancerígenas éstas tendían a desintegrarse. En su libro The Role of Music in the twenty-first century, Maman incluye fotografías fascinantes que ilustran gráficamente las reacciones de las células. El propio Maman dice: “Este hallazgo pone de manifiesto que la vibración del sonido desempeña un papel determinante en la transformación de la estructura celular, ya que actúa directamente en el ámbito más sutil del organismo humano.”
La terapia vibracional con cuencos de Cuarzo y cuencos Tibetanos se hace sobre el cuerpo de la persona, trabajando sobre los chakras y algúnos nadis (canales energéticos por donde circula el prana=energía vital). La terapia Vibracional es una sesión de una hora aprox.se hace en camilla, si es necesario se hacen varias sesiónes para hacer un proceso completo de sanación y consciencia.